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La Niebla (Recitado) - Agarrate Catalina.lrc

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[00:24.000]Domingo 32 de otoño,
[00:26.000]La niebla 

[00:28.400]La niebla lo invade todo.
[00:31.000]Este cuarto que no eligió, 

[00:34.000]este mundo que no es el suyo
[00:37.000]y estos ojos desconocidos que la miran,
[00:39.400]que la buscan
[00:41.000]y que aseguran conocerla. 

[00:44.000]Acá la niebla,
[00:47.000]más allá también la niebla
[00:49.000]sobre sus manos viejas
[00:51.500]como de piel de papel
[00:54.000]sobre los huesos de antiguo barro valiente
[00:57.800]todavía caminante.

[01:00.000]Y en el medio de toda esa niebla,
[01:04.600]ella de espalda a las ventanas herrumbradas de su presente baldío,
[01:10.000]de frente al abismo de su pasado,
[01:14.000]al velatorio continuo de sus memorias desvencijadas,
[01:17.000]famélicas, suicidas.

[01:23.000]A veces un sorbo de sol tibio la separa de la niebla 

[01:27.000]y una lucidez con vida de mariposa de dos segundos 

[01:31.000]desesperada y heroica,
[01:33.500]consigue traer de nuevo a sus padres
[01:36.500]juntar nombres con rostros
[01:39.000]y revivir un domingo hecho del tiempo en el que su amor esta siempre vivo
[01:44.600]en donde siempre hay risa,
[01:46.800]en donde siempre hay baile,
[01:49.500]y donde siempre es feliz como era.
[01:52.500]Un instante más
[01:56.000]y la mariposa caerá aplastada bajo el plomo implacable
[02:00.000]de una niebla invencible. 

[02:04.500]Beso su mejilla ahora incalculablemente distante. 

[02:08.500]Ella pregunta quién soy. 

[02:10.500]La niebla otra vez lo invade todo.
text lyrics
Domingo 32 de otoño,
La niebla 

La niebla lo invade todo.
Este cuarto que no eligió, 

este mundo que no es el suyo
y estos ojos desconocidos que la miran,
que la buscan
y que aseguran conocerla. 

Acá la niebla,
más allá también la niebla
sobre sus manos viejas
como de piel de papel
sobre los huesos de antiguo barro valiente
todavía caminante.
Y en el medio de toda esa niebla,
ella de espalda a las ventanas herrumbradas de su presente baldío,
de frente al abismo de su pasado,
al velatorio continuo de sus memorias desvencijadas,
famélicas, suicidas.
A veces un sorbo de sol tibio la separa de la niebla 

y una lucidez con vida de mariposa de dos segundos 

desesperada y heroica,
consigue traer de nuevo a sus padres
juntar nombres con rostros
y revivir un domingo hecho del tiempo en el que su amor esta siempre vivo
en donde siempre hay risa,
en donde siempre hay baile,
y donde siempre es feliz como era.
Un instante más
y la mariposa caerá aplastada bajo el plomo implacable
de una niebla invencible. 

Beso su mejilla ahora incalculablemente distante. 

Ella pregunta quién soy. 

La niebla otra vez lo invade todo.